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Condenado residente del área de Seattle por robar más de $70 mil dólares en una estafa relacionada con tarjetas de residencia

caption: Flavia holds a photo of her late daughter, Kayla, next to Evelin's new passport. They were having a weekend celebration of a relative's birthday on Jan. 28th.
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Flavia holds a photo of her late daughter, Kayla, next to Evelin's new passport. They were having a weekend celebration of a relative's birthday on Jan. 28th.
KUOW Photo/Gustavo Sagrero Álvarez

El nuevo año ha traído una pequeña muestra de justicia para tres parejas de inmigrantes indocumentados. En total, fueron estafados por más de 70 mil dólares por un hombre que les aseguró ayudarles a obtener residencia legal en Estados Unidos. El acusado obtuvo el dinero, nunca lo entregó y ahora está cumpliendo su condena en una prisión estatal.

En un cementerio en Michoacán, México, hay una lápida de una niña que nació en el estado de Washington; está enterrada junto a su abuelo. Sus tíos y primos pasan de vez en cuando a visitar sus tumbas.

La niña se llamaba Kayla y sus padres, Flavia y Christopher, siguen trabajando para conseguir los papeles que necesitan para visitar a su hija y algún dia, poder regresar a Estados Unidos.

"Tarde, pero un día voy a ir a verla", aseguró Flavia. "Un día voy y decirla que lo siento que no puede esperarla pero…”

Flavia y Christopher, a quienes KUOW ha acordado identificar solo por su primer nombre debido a su estatus migratorio, pensaban que ya habían superado un obstáculo importante para hacerlo: En el 2015, esta pareja fueron dos de las seis personas que le dieron dinero a un hombre llamado Ricardo Mejía con la promesa de que les ayudaría a obtener el estatus de residencia en Estados Unidos.

Read this story in English: 'In deep': Seattle area man sentenced for stealing $70K-plus in green card scam

Esa promesa nunca se cumplió, pero además Mejía también los dejó sin sus pasaportes y documentos privados.

Según los papeles judiciales, Mejía habría recibido un total de 73.040 dólares de Flavia, Christopher y de las otras dos parejas durante dos años. La mayor parte de este dinero fue en efectivo. Según los expertos de inmigración la suma exigida es una señales de alarma: generalmente, los casos de inmigración cuestan alrededor de 5 mil dólares por persona; los casos más caros y complicados cuestan alrededor de 10 mil.

Los ingresos de los estafados por Mejía son modestos. Sus víctimas trabajan en construcción quienes vaciaron una buena parte de sus cuentas bancarias para pagar lo que les cobraban. Las parejas bromean sobre su desgracia y el posible acoso que recibirán, sin embargo no quieren que sus compañeros les tomen por imprudentes.

Mejía parecía legítimo, dijo Christopher. Se acercó a las parejas con tarjetas de negocio y dijo que conocía a abogados de inmigración en California. Incluso les pidió que se sometieran a estudio de historial del FBI y a exámenes médicos. Además les hizo pagar por los servicios de un intérprete al que jamás vieron.

Mejía nunca les presentó un contrato escrito por los servicios, firmado por un abogado. Según los expertos ese documento debería ser siempre uno de los primeros pasos.

Eliseo y su esposa, Evelin, hacen también parte de ese grupo de estafadas por Mejia. KUOW también ha acordado referirse a ellos sólo por su primer nombre debido a su estado de inmigración.

Según Eliseo, Mejía tenía conocimiento sobre la situación migratoria de su esposa lo que aumentó su confianza en él ya que pensaban que solo los abogados tenían acceso a esa información.

“Ya estábamos adentro, ya estábamos en el proceso," dijo Eliso, “ya ahí cuando nos decía algo, y le preguntaba a mi esposa ‘si era verdad’ decía ‘si si es de verdad’, entonces por eso seguimos aferrados de que su abogado estaba involucrado.”

Los documentos judiciales muestran que las víctimas de Mejía hicieron un viaje a California, donde todo iba a quedar resuelto. Aunque al final nadie recibió sus papeles.

Fue en este punto cuando Evelín comienza a sospechar de Mejía. Ella empezó a recuperar viejos mensajes de texto y de voz con Mejía y a guardar un historial de sus transacciones con cheques, que antes se hacían en efectivo, y surge a otros que empezaran a hacer lo mismo.

"Pide recibos, pruebas, lo que sea, para que cuando llegue un punto asi... [tengas] algo", asegura Evelin.

"Todo era tan real, de que nos confiamos", añadió. "Y al ultimo fui que empecemos, agarrar los pocos pruebas que agarramos - fue de al ultimo porque creíamos que todo era real".

Flavia, por su parte, quería llevar a su hija a su tumba en Michoacán. Sin embargo al ser Kayla donante de órganos, le complicó las cosas a Flavia y tuvo que enviar el cuerpo de su hija mucho antes que ella pudiera viajar.

Por esas mismas fechas, Mejía comenzó a presionar a Christopher y a Flavia para que salieran de Estados Unidos asegurándoles que era seguro viajar. Según Mejía, solo necesitaba dinero y sus pasaportes (algo que también había pedido a los demás) para que él les enviara por correo los documentos que necesitarían para regresar al pais mientras estuvieran en México. En realidad, para poder volver a entrar, se debe haber obtenido las visas antes de salir de Estados Unidos.

Pero antes de que pudieran marcharse, recibieron otra llamada de Mejía en la cual les aseguró que le habían detenido mientras entregaba sus pasaportes mexicanos a un bufete de abogados de California y que tendrían que recuperar los documentos de la policía, que ya no los tenía. Cuando llamaron se enteraron de que no había documentos y se dieron cuenta que Mejía les había mentido .

Las victimas denunciaron primero la desaparición de sus pasaportes al Departamento de Policía de Auburn, pero los dieron por perdidos. Los agentes pensaron que las parejas habían sido estafadas al intentar comprar documentos de inmigración falsos.

"Lo cual, por supuesto, no era en absoluto el caso", dijo Chris Fyall en inglés, fiscal de King County. "Ellos creían que estaban haciendo lo correcto".

Las parejas se dirigieron entonces al Departamento de Policía de Kent, que inició una investigación sobre la estafa de Mejía. El 12 de enero, Mejía fue condenado a 18 meses de prisión por robo; no se espera que devuelva el dinero porque el tribunal determinó que no tiene con qué pagar. Su abogado ha recurrido la sentencia.

"Su caso no es como los casos que normalmente vemos porque la gente no es tan valiente como ustedes", dijo Fyall en inglés a las parejas a través de un intérprete antes de la audiencia de sentencia de Mejía.

No es raro que ocurran casos como el de ellos, afirma Fyall. Lo raro es que lo denuncien y obtengan justicia.

No hace mucho, al Northwest Immigrant Rights Project le fue imposible avanzar en un caso porque la víctima no tenía el nivel de documentación que las víctimas de Mejía pudieron aportar, aseguró Vanessa Gutiérrez, subdirectora del proyecto.

"Es raro que nuestros clientes quieran seguir adelante, incluso con una denuncia ante la Fiscalía General, porque tienen ese miedo a represalias o a que de alguna manera vaya a repercutir en su caso de inmigración", dijo Gutiérrez.

La Ley para Mantener a Washington Trabajando, aprobada en el 2019, protege a los inmigrantes indocumentados en el estado contra la deportación basada únicamente en el estado migratorio. Gutiérrez dijo que las personas a veces pueden asegurar la residencia a través de una U visa, especialmente si han sido víctimas de un crimen violento. Pero esa no es la única manera.

Las personas que buscan la residencia también pueden solicitar asilo o pueden presentar una petición familiar, que es el recurso más común, dijo Guiterrez. Normalmente, el peticionario es un adulto mayor de 21 años que tiene la residencia o la ciudadanía y desea patrocinar a uno de sus padres. Gutiérrez recomienda obtener ayuda de un abogado con licencia, para evitar errores que podrían interrumpir el proceso de solicitud.

"Cada caso es diferente y hay que asegurarse de que asesoramos bien a la gente", afirma Guiterrez.

"El sistema presenta muchos obstáculos y complejidades", añadió. "Está bastante roto y no es accesible para muchas comunidades de inmigrantes. Pone a la gente en una posición vulnerable en la que está dispuesta a correr riesgos".

Todas las parejas que cayeron víctimas del fraude de Mejía ahora están trabajando ahora para obtener sus tarjetas de residencia. Si las cosas van bien para Flavia y Christopher, podrían visitar a su hija en Michoacán sin sacrificar sus medios de subsistencia aquí.

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